Se suele hablar de los valores de marca como de grandes conceptos que flotan en el aire.

Como si fueran banderas que deben llevar las marcas y defender a capa y espada.

Hay quienes lo hacen, y siempre que sea genuino, está genial.

Pero los valores cotidianos son otra cosa.

 

Los valores de marca están en la forma de hacer tu trabajo.

De pensar tus productos.

De escribir ese correo.

De contar esa historia.

De plantear esa reunión.

 

Y están, también, en las cosas a las que dices NO.

Me explico mejor.

Con un ejemplo, que siempre aclara (recuerda que los ejemplos son historias).

 

Cuando llevaba pocos meses emprendiendo, recuerdo que, en una reunión, un cliente me dijo:


– «Pero, esto de los testimonios nos lo podemos inventar».

 

Yo, con la inseguridad de los inicios y la cara hecha un poema, le solté mi más natural y sincero:

– NO…

 

Otra vez, también en estas primeras épocas, me contactó una responsable de Recursos Humanos, pidiéndome que hiciera un documento interno para motivar a los empleados.

En principio, tenía buena pinta.

Pero luego, resulta que en ese documento quería que pusiera cosas que no eran ciertas, para aplacar quejas internas y cumplir objetivos.

Nuevamente, un trabajo que no pude hacer.

 

Fueron «NOs» que no pensé mucho, la verdad. Sentía que tenía que darlos porque, de lo contrario, se me giraba el estómago.

Era mi forma natural de actuar.

¿Por qué? (Y esto lo sé ahora)

 

Porque, para mí, un valor esencial es la honestidad.

 

Así que, hoy te invito a que te preguntes:

– ¿Qué formas de hacer cotidianas hablan de ti y de tus valores?
– ¿Te viene a la cabeza algún NO que ponga en evidencia un valor de tu marca?

 

Los valores -como muchas cosas- son más sencillos de identificar y de explicar, desde la práctica.

Pin It on Pinterest