Septiembre es como un nuevo inicio de año, y es probable que tengas unos cuantos proyectos para la vuelta de las vacaciones.

Yo también los tengo. El verano tiene ese “nosequé” que da energía, fuerzas y ganas de crear, de poner en marcha ideas que vienen dando vueltas y de activar tareas pendientes.

El tema es que, a veces, con las prisas por llegar a tiempo, las listas de cosas por hacer se sobresaturan y acabas con la horrible sensación de no llegar, de no dar más, y los días previos a las vacaciones -o a finales de agosto, si las has cogido antes- se convierten en una carrera de obstáculos.

En lo que a contenidos se refiere, lo mejor es focalizar. Y centrar los esfuerzos en lo más efectivo.

Pararte a pensar en tu cliente ideal te puede ayudar. Por ejemplo, puedes tener en cuenta:

    • si acaba de volver de vacaciones,
    • cómo será su estado de ánimo,
    • qué se encontrará a su vuelta,
  • y qué le gustaría encontrarse.

La vuelta al trabajo de tu cliente ideal

Pongamos que tu cliente ideal se llama María. Vive en Barcelona y trabaja de 9.00 a 5.00 en una sucursal bancaria. Tiene limitado el acceso a sus redes sociales y a su correo personal, y aprovecha sus momentos libres, al bajar por el café y al mediodía, para echar un ojo al móvil. Luego, antes de dormir, le dedica un rato más, pero ya a una lectura más distendida que la ayude a relajarse.

María volvió de sus vacaciones en Menorca el 3 de septiembre, y anda algo agobiada con los preparativos para el colegio de sus hijos. Pues bien. En esa semana, su bandeja de entrada está rebosante de nuevos newsletters. Anuncios. Productos. Nuevos servicios. Consejos. Todo es nuevo, todo está recién llegado, todo empieza ahora, todo es ya.

Y entre “no te pierdas esta super oportunidad para ganar dinero ya mismo en cinco pasos y sin invertir tiempo”, “cambia tu mentalidad al modo SLOW” y los grupos de Whatsapp del colegio ON FIRE María empieza a pensar que ya podría haberse dejado el móvil enterrado en la arena.

Pero tienes suerte de que no lo haya hecho. Y ella también la tiene. Porque aquí estás tú para ponerte en su lugar y ofrecerle algo que realmente la va a ayudar. Le va a dar un respiro. La hará reír. O le permitirá disfrutar de un momento suyo. El objetivo ya depende de cuál sea tu oferta – y eso, quien lo conoce bien, eres tú.

Así que, al planificar tus contenidos para septiembre, más que querer llegar a un volumen brutal de texto que exceda tus recursos, piensa en qué querrá tu cliente. Qué le vendrá bien. Qué le ayudará. Y ten en cuenta sus tiempos. Todo ello te ayudará a dimensionar y poner foco en tu plan de contenidos para la vuelta del verano.

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