Cuando te dedicas a analizar el branding y la comunicación de distintas marcas (quizás te haya pasado) empiezas a ver que muchas se parecen entre sí. Hacen acciones parecidas, hablan de una forma similar, utilizan los mismos colores… Muchas veces está la marca que destaca y, detrás, otras tantas que quieren parecerse a ella.

“Porque parece que si a ella le ha ido bien hablando de esa manera, es entonces como debo hacerlo yo para tener éxito…”

Pero, quizás, ella habla así también en su casa, con sus amigos y con las cajeras del supermercado. Ha creado una marca con su personalidad y utiliza su tono al comunicarse. Y eso es lo que hace que su voz sea tan auténtica.

A veces, estar más pendiente de cómo lo hacen los demás que de tu propia marca puede llevarte a hablar de una forma poco natural. Y eso, a la larga, se nota.

Puede que haya muchas otras marcas que ofrezcan servicios similares a los tuyos. Algunas tendrán más trayectoria, más clientes, más experiencia. Pero tú tienes algo que te motivó a crear tu proyecto. Si ofreces servicios, tienes tu manera particular de hacer las cosas. Si vendes productos, tienen sus características únicas. Te diriges a un tipo de cliente específico, al que ayudas a conseguir sus objetivos, a cumplir sus deseos o a satisfacer sus necesidades.

Entonces, al hablarle a tu cliente ideal, cuéntale eso que obtendrá contigo, lo que conseguirá y hasta dónde podrá llegar. Habrá algo que podrá obtener con tu marca y no con la competencia. Demuéstrale que estás aquí para ayudarle. De forma simple y auténtica. Como sólo tú podrás hacerlo.  

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